La Academia Sueca nos sorprendía con la concesión del Nobel de Literatura 2016 al músico y cantautor Bob Dylan. El premio no es un reconocimiento, precisamente, a sus dos libros Tarántula y Crónicas. Volumen, sino a “una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción“, según aclara el jurado del galardón.
Dylan no es el primer cantante que hace sus pinitos en el mundo de la literatura. Cantautores, vocalistas, rockeros, baladistas… No parece una cuestión de géneros musicales, pues son diversos músicos los que han probado suerte con las letras.
1. El juego favorito, de Leonard Cohen
Leonard Cohen fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011.
La adolescencia y la juventud de Lawrence Breavman, hijo único de una vieja familia de Montreal, están hechas de colores deslumbrantes y de repentinos momentos de zozobra y oscuridad. Atraviesa esa época de formación siempre un poco a destiempo, ligeramente desenfocado, acumulando sabiduría y desamparo. Su padre ha muerto y él no termina de entender bien cómo ni por qué; los juegos adultos del amor y la guerra con sus infinitas posiblidades de fantasía y crueldad, lo excitan y lo turban.
Su vida cambia en la universidad, pero la intensidad con que vive no disminuye ni un instante. La ansiedad y el deseo tampoco, como se hace evidente cuando huye a Nueva York. Y en rigor podría decirse que su vida comienza allí, cuando conoce a Shell, una muchacha que el hace descubrir el amor y sus exigencias, los trabajos que la felicidad exige.
2. Y el asno vio al ángel, de Nick Cave

Nicholas Edward Cave, más conocido como Nick Cave, es un músico, escritor y actor australiano, conocido por su trabajo con el grupo Nick Cave & The Bad Seeds.
Euchrid Eucrow es el producto de varias generaciones incestuosas de consumidores de aguardiente. Con malformaciones físicas y mudo de nacimiento, pero poseído por una sensibilidad fuera de lo común, que oculta bajo una simpática e indestructible fanfarronería; vive en una aislada comunidad de cultivadores de caña dominada por una estricta y peculiar secta religiosa, los ukulitas. Subyugado por las manías y obsesiones, en ocasiones terroríficas y a veces hilarantes, de una madre monstruosa y un padre medio psicótico, y por la constante mofa del resto de la comunidad, Euchrid aprende a encontrar refugio en un mundo propio, el del corazón de la ciénaga en los confines del pueblo. Pero incluso ese cobijo seguro le es negado, y cuando su sensación de soledad y de resentimiento acaba volcándose sobre una impostora inocente pero privilegiada, aceptada en el seno de la comunidad ukulita, Euchrid va hundiéndose gradualmente en el autoengaño y en la demencia, culminando con un acto que deja caer sobre él la terrible venganza del valle.
3. El amor empieza después del café, de Xuso Jones

Deja un comentario