Los seres humanos se cultivan y hay castas: Alfa, Beta, Gamma, Deltas y Épsilon. Los Alfas son inteligentes, altos y guapos; los Épsilones, bajos, tontos y feos. Todos son permanentemente felices. No hay guerra ni pobreza, tampoco familia, diversidad cultural, arte, avance en la ciencia, ni en la literatura ni en la filosofía.
Aldous Huxley no es tan famoso como lo es George Orwell hoy en día. Ciertamente no hablamos sobre el Estado Mundial o de Mustafá Mond de “Un mundo feliz” tan a menudo como lo hacemos sobre el Gran Hermano y el Ministerio de la Verdad de “1984”. Pero eso no significa que la obra de Huxley sea menos precisa o importante.
Es incluso posible argumentar que Huxley anticipó correctamente más cosas.
Esa era la opinión del gran escritor de ciencia ficción JG Ballard, conocido como el “Sabio de Shepperton” gracias a sus capacidades proféticas que tan claramente demostró en sus propias novelas.
Ballard dijo: “La mejor novela de Huxley, ‘Un mundo feliz’, es una suposición mucho más astuta de las características probables de una tiranía futura que la visión de Orwell del terror estalinista en ‘1984’”.
El punto crucial para Ballard era que Huxley describía un mundo en el que la humanidad asumía con beneplácito su esclavización.
En “1984”, el Gran Hermano es un opresor que constantemente estampa su bota en un rostro humano.
En “Un mundo feliz”, gracias a los medicamentos que alteran el estado de ánimo, las distracciones de la tecnología de los medios de comunicación de masas y el fácil acceso a la satisfacción sexual, la mayoría de las personas no se da cuenta de que no son libres.
Un sólo gramo de soma cura diez sentimientos melancólicos”
La medicina de “Un mundo feliz”
En esa sociedad, el descontento fue sofocado por la publicidad, la medicación, el sexo y el entretenimiento, algo que realmente suena muy familiar. Tan familiar que es difícil de creer que “Un mundo feliz” fue escrito a principios de la década de 1930.
Es igualmente difícil de creer que su autor de tendencia futurista -quien además describió fenómenos modernos como los bebés in vitro y el cine de realidad virtual- fue a menudo considerado como uno de los “últimos victorianos”.
Pero Huxley siempre fue un hombre paradójico e inusual.
Por un lado, era nieto del gran científico victoriano T. H. Huxley, conocido como “el bulldog de Darwin” por su vigorosa defensa de la Teoría de la Evolución.
Había estudiado en la prestigiosa escuela Eton por lo que su manera de hablar era refinada y sus buenas maneras, infalibles.
No estaba de acuerdo con el consumo excesivo de tabaco y la bebida.
Estuvo felizmente casado con su primera esposa María hasta la muerte de ella en 1955, y luego con su segunda esposa Laura hasta su propia muerte en 1963, el mismo día en que John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas.
Por otro lado, no sólo escribió sobre el sexo en grupo en “Un mundo feliz”, sino que mantuvo una relación abierta con su esposa María. Incluso le complació que ella se volviera miembro del “círculo de costura”, un club para lesbianas en Hollywood que supuestamente también contaba con Marlene Dietrich y Greta Garbo entre su membresía.
Aunque abstemio, Huxley fue uno de los primeros psiconautas del mundo: uno de los primeros en experimentar con LSD y otras drogas alucinógenas durante la década de 1950 y un pionero que tuvo un impacto enorme en la revolución juvenil de los años 60.
Una medida de la influencia que tuvo es el hecho de que el nombre de la banda de Jim Morrison salió del título del ensayo de Huxley “Las puertas de la percepción” sobre sus experiencias con la droga mescalina.
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