Uno ama el cómic, la historieta, el tebeo, la novela gráfica o como usted quiera llamarlo —nadie se pone de acuerdo a la hora de encontrarle un término exacto al maravilloso arte secuencial—, como ama también las historias sobre libros, librerías, bibliotecas, escritores, bibliófilos o editores.
Aunque entre estos dos mundos hay afinidades, pasadizos secretos y puntos de encuentro, no resulta fácil encontrar cómics de primer nivel que tengan como eje el fervor hacia el libro y su universo. Puede que El libro, los tomos del Señor Jean y los de Biblos, sean difíciles de conseguir.
Si todavía no han profundizado en los cómics, ahora es el momento de emprender un nuevo camino y dejar de lado uno de los grandes vicios de la cultura patria: la descalificación frívola de lo que no se comprende. Cuántas historias posibles, cuántas maneras de contarlas. Ficciones e imágenes cinceladas en la soledad de un estudio que se bastan para reproducir en toda su extensión la realidad, el mundo, la vida. Porque, al final, importa tanto el tema como la forma en que se desarrolla; lo que cuenta tanto como el modo en que se nos cuenta. Solo hay que tener la curiosidad de acercarse.
Esta selección de cómics es el fruto de las lecturas librescas, muchas veces azarosas, que me han hecho feliz. Ahora lo seré más si logro contagiar de alguna manera a los lectores de Zenda de ese placer que sentí al leerlos por primera vez. Gocen del privilegio de acceder a ellos.
Abandonos.
De Andi Watson, con traducción de Óscar Palmer y rotulación de Esther Campos.
El protagonista de esta novela gráfica de sesenta y dos páginas, Binny, es un joven bibliófilo que colecciona obsesivamente libros usados, sobre todo los que tienen huellas de sus anteriores propietarios o lectores. Su autor bebe del cómic underground norteamericano para mostrarnos la indagación en la vida privada de Binny y su chica, propietaria de una tienda de ropa usada, así como en sus actos públicos.
El Señor Jean.
De Philippe Dupuy y Charles Berberian, con traducción y rotulación de Estudio Fénix.
Dupuy y Berberian, una de las parejas más emblemáticas del nuevo cómic francés, firman siete tomos magníficos sobre un escritor de cierto éxito, Jean, un personaje absolutamente encantador, y sus amigos. A través de episodios cortos de temática costumbrista y un dibujo hiperrealista, los autores presentan un abanico de situaciones variopintas con mucho humor y retranca.
La biblioteca de Turpín.
De Max.
Los niños Óscar y Cris entran en la casa del inventor Turpín para descubrir que con su imprenta especial pueden entrar en las novelas. De este modo se inicia una serie de peripecias dentro de libros como Las aventuras de Sherlock Holmes, Alicia en el país de las maravillas o El vellocino de oro. La imaginación de Max, capaz de trazar un puente mágico entre la fantasía y la literatura, es subversiva y evocadora. Un cómic para niños publicado por primera vez en 1989 que quiere ser de acción y que sin embargo desasosiega con su ternura.
La comedia literaria.
De Roldán a Boris Vian, de Catherine Meurisee, con traducción de Lluís María Todó.
Esta novela gráfica sobre escritores franceses arranca con los cantares de gesta de la Edad Media y termina con Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Meurisee, dibujante de la revista satírica Charlie Hebdo, tiene interés por contar historias, como una forma de revivir lo leído. Un trabajo bellamente encuadernado que se deja acariciar con gusto mientras que su contenido es una constante provocación a la lectura.
Biblos, superhéroe de biblioteca.
De los Hermanos Macías.
Un superhéroe con gafas y siempre sonriente nacido en la Biblioteca Provincial de Huelva, que lucha por “entretener, divulgar los servicios de la Biblioteca y promover hábitos de lectura” junto con Marcapáginas, Suferbook, Lomo y el Doctor Errata. Los tres tomos cuentan además con prólogos de Luis Alberto de Cuenca, Jesús Marchamalo y Víctor Márquez Reviriego, y con epílogos de Jan y Antoni Guiral. Unos tebeos para confortarse con lo reconocido y estimularse con lo nuevo.
El libro.
De Muñoz & Sampayo, con traducción de Diego de los Santos.
José Muñoz, uno de los historietistas argentinos más destacados, y Carlos Sampayo, escritor y guionista, firman una novela gráfica ambientada en Argentina durante 1960, donde el protagonista tiene que vender su valiosa biblioteca, la cual contiene una primera edición de Novela de ajedrez, de Stefan Zweig. Las ilustraciones en blanco y negro, que evocan una novela negra, ponen de manifiesto el talento de Muñoz como creador de atmósferas. Otro canto de amor a nuestros silenciosos amigos los libros.
La biblioteca inexistente.
De Jan.
Un millonario coleccionista de libros contrata a una banda mafiosa para obligar a un anciano bibliófilo a que revele la ubicación de la biblioteca de Babel que se supone contiene todo el saber humano. Jan se basa en las descripciones del célebre cuento de Borges, La biblioteca de Babel, para plasmar la estructura de la biblioteca y sus salas hexagonales llenas de libros. Este castizo superhéroe con bigote protagoniza un cómic que se abre a diversas interpretaciones. Un divertimento muy recomendable.
Cervantes. La ensoñación del genio.
De Gol (guion y dibujos).
Martín de Riquer decía envidiar a todo aquel que no hubiese leído El Quijote porque podía descubrirlo. Ahora, además de (re)leer la obra cumbre de la literatura española, también pueden sumergirse en esta curiosa biografía de su autor, donde se cuenta el proceso creativo que tuvo lugar para realizar su gran obra, recreando algunos pasajes fundamentales de su vida en forma de seis cuadros teatrales donde el dibujo se puede definir como línea clara. Encierra una extraña combinación de frescura y asombro a partes iguales.
Apuntes de un derrotista.
De Joe Sacco, con traducción de Felip Tobar y rotulación de Pilar Tomeo y Estefanía Gómez.
Este cuidado volumen recopila los trabajos primerizos (y breves) de este maestro del cómic-periodismo, autor de Palestina y Gorazde. Zona segura. La historia que nos interesa lleva por título Viaje al fin de la biblioteca, y parece ser autobiográfica, como Sacco explica en algunas entrevistas, además de demoledora y misántropa. Esta sátira rinde homenaje a la novela Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Céline.
Deja un comentario