Marvel, la industria del cómic y el mundo del entretenimiento se encuentran de luto. Este 12 de noviembre de 2018 falleció a los 95 años de edad Stan Lee, escritor y co-creador de los más emblemáticos personajes de Marvel.
Stanley Martin Lieber, nombre real de Stan Lee, nació el 28 de diciembre de 1922 en la isla de Manhattan, en Nueva York. A la edad de 17 años consiguió un empleo como ayudante en la editorial Timely Comics, la que con el paso del tiempo se convirtió en lo que hoy se le conoce como Marvel Entertainment.
Influenciado por escritores como Robert Louis Stevenson, Arthur Conan Doyle y Edgar Rice Burroughs, Stan Lee debutó en 1940 con un breve relato del Capitán América, pero su primer gran éxito se dio en noviembre de 1961, cuando Stan Lee creó la historia de The Fantastic Four.
En 1995, Stan Lee fue inducido al Salón de la Fama Will Eisner por una carrera destacada, la cual le llevaron a ganar múltiples reconocimientos como los Premios Saturno, Hugo, los Scream Awards, y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
En el cine, Stan Lee hizo breves apariciones en las películas basadas en los superhéroes de Marvel, sumando más de 40 cameos filmados, aunado a las varias apariciones en programas de televisión, ya sea en vivo o animados.
A lado de dibujantes de la talla de Jack Kirby y Steve Dikto, The Man, como también se le conoció, también sacó de su imaginación a varios personajes. Aquí te dejamos la lista completa de sus creaciones para honrar a este gran hombre.
Su primer trabajo publicado fue un texto de relleno en Captain América Cómics 3. El personaje no era suyo, sino creación de Joe Simon y Jack Kirby, su futuro socio en Marvel -y guionista de ese mismo número-. Lee, que entonces tenía 18 años, firmaba con seudónimo porque aspiraba a tener una carrera más “literaria” en la que usar su nombre completo. Décadas más tarde se cambiaría legalmente el nombre a Stan Lee.
El 8 de noviembre de 1961 vería la luz Fantastic Four 1, el primer tebeo “Marvel”. Una revolución -¡superhéroes sin máscara! ¡Pasan más tiempo peleados entre ellos que contra los malos!- en la que Lee se desmelenó creando personajes a todas horas y escribiendo casi toda la producción de Marvel durante sus primeros años.
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Más de 60 superhéroes
Los Vengadores, los X-Men originales, los Cuatro Fantásticos y Spider-Man son sólo algunas de las creaciones de Lee a principios de los 60. Salvo el Capitán América y Los Guardianes de la Galaxia (aunque Groot es suyo) los personajes principales del universo cinematográfico Disney son suyos, desde el humilde Hombre Hormiga hasta Iron Man. Incluso Thor, aunque fuese un dios nórdico.
En el caso de los X-Men la cosa cambia: la serie original nunca funcionó bien, y fueron otras manos las que llevaron el concepto a la fama con otros personajes. El Profesor Xavier, La Bestia, el Hombre de Hielo, Cíclope, Jean Grey y El Ángel son los únicos que debemos a Stan Lee. Logan, Tormenta y el resto de mutantes vendrían mucho después. Es el único apartado Marvel en el que el éxito en cines no bebe directamente de sus personajes ni de sus historias, pese a mantener a sus Magneto y Xavier como referentes.
Pero, ¿Daredevil, Agente Carter, Nick Fury, los Inhumanos o el propio concepto de SHIELD? Son suyos. También creó al primer superhéroe de color, Pantera Negra y al compañero del Capitán América, el Halcón.
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Malvados memorables y villanos de opereta
Pero los héroes son casi lo de menos en sus creaciones. Lee dio rienda suelta a su vena shakespeariana con oponentes tremendos, casi siempre tan complejos y en ocasiones con orígenes más interesantes que los protagonistas. Porque, qué es más cool: ¿un piloto de pruebas que se convierte en una Cosa hecha de piedras, o un monarca absoluto con máscara de hierro que pelea cada año con el demonio para salvar el alma de su madre gitana? El Doctor Muerte, o ese Magneto que ya sabe lo que es vivir un genocidio son sus grandes creaciones.
Y con líos familiares: Mercurio y la Bruja Escarlata empiezan como villanos, ignorantes de que Magneto es su padre. Ojo de Halcón y la Viuda Negra mantienen un falso romance porque ella, claro, es una espía soviética que quiere acabar con Iron Man. Años y años previos a Marvel de escribir tebeos de romance y western, de monstruos y aventuras adolescentes, dotan a Stan Lee de una tecla muy especial para el melodrama y personajes que cambian de bando.
Claro que, al mismo tiempo, también era un excelente creador de malotes irrisorios y supergrupos malvados a juego: un matón, un karateka trajeado y un vaquero con lazo se enfrentan a Spider-Man; varios personajes temáticos -el Hombre-Mono, el Hombre-Gato, el Hombre-Pájaro…- forman Los Anihombres.
Un circo entero, con acróbatas y payasos, decide secuestrar a Hulk. Un francés mercenario con mostachito que sólo da patadas intenta vencer al Capitán América (y ese Batroc sale en el prólogo de El Soldado de Invierno). La línea entre lo ridículo y lo sublime no existe para Stan Lee. Pensemos en eso la próxima vez que queramos que una peli Marvel se tome en serio a sí misma.
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Secundarios potentísimos
Los cómics nos encantan porque son el único lugar donde una estatuilla de premio Oscar plateada con una tabla de surf puede tener páginas de angustia existencial por haber vendido su humanidad a un devorador de planetas. Silver Surfer, los más humanos secundarios de Spider-Man o el mayordomo impecable de Los Vengadores (Jarvis que en las películas es la IA personal de Tony Stark) son ejemplos perfectos de la galería de Futuros Protagonistas parida por Lee.
Decenas de personajes destinados a crear un mundo que fuese más allá de gente que es incapaz de notar que Clark Kent es Superman con gafas. En Spider-Man, sobre todo, crea un universo a pie de calle repleto de tensiones sociales. Donde da la casualidad de que su protagonista también trepa por las paredes, pero es lo de menos.
Y que terminarían adquiriendo protagonismo con los años: en la Marvel actual, parte de sus protagonistas son secundarios concebidos por Lee que han desplazado a los titulares: Thor, Capitán América o Spider-Gwen (es decir, Emma Stone con poderes arácnidos) están ahí para seguir homenajeando la inventiva del maestro.
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Personajes indescriptibles
Y odiseas cósmicas. En los 100 primeros números de Los Cuatro Fantásticos, lo más brillante del dúo Lee-Kirby, la pareja generó situaciones imposibles cada 20 páginas: ciudades futuristas ancestrales africanas, razas perdidas de superhombres en el Himalaya -Los Inhumanos, dimensiones negativas pobladas por insectos genocidas, universos microscópicos con supervillanos psiquiatras…
Para que quede más claro: hace más de cuarenta años que Stan Lee escribió sus cómics legendarios y tanto pelis como series como cómics siguen bebiendo de ahí. Porque, cuando tus protagonistas alternan con reyes mudos (porque sólo una sílaba de Rayo Negro tiene el poder de una bomba atómica), gente con dedos explosivos (Blastaar) o científicos convertidos en dioses de la evolución (El Alto Evolucionador), tienes un filón entre manos. Uno que también te permite crear criaturas inadaptables al cine como:
¡MODOK! Un cíborg criado en una cubeta por Ideas Mecánicas Avanzadas, la startup de los científicos locos de segunda de Marvel. ¿Que qué significa MODOK? Organismo Mecanizado Diseñado Sólo para Matar.
Uatu, El Vigilante. Es calvo, mide 10 metros, vive en la Luna y puede verte siempre. Y lo graba todo. El día que los voyeurs quieran montar una religión acudirán a Uatu.
Galactus y Ego. Un gigante cósmico que come mundos con su inicial en la pechera; y un planeta con bigotón que está vivo y cabreado. Dale ese pitch a Chris Nolan y mira cómo le sale el cerebro por las orejas.
Fin Fang Foom. De acuerdo, esto es trampa porque es uno de los monstruos previos a Marvel -ojo, que Groot también lo era-. Pero gracias a Lee tenemos un dragón alien gigante de nombre rimbombante que puede darnos escenas como ésta en los tebeos modernos.
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