Psicosis es un clásico de las películas de terror, todos reconocemos aquella emblemática escena del asesinato en la ducha, esa banda sonora chirriante al fondo y el espeluznante grito de Marion Crane antes de morir; sin embargo, pocos saben que este filme está basado en una novela.
Era el año de 1959 cuando el maestro del terror, Alfred Hitchcock, declaró sobre su siguiente producción:
“[…] no quiero hacer un filme caro, porque, para ser objetivo, no sé en absoluto si tendrá éxito. Está muy, muy fuera de lo corriente”.
Ni él mismo imaginó que esa cinta, que llevaría por nombre Psicosis, sería una de las películas más taquilleras y exitosas no sólo de su carrera, sino de la época. No obstante, pese a su popularidad, pocos conocen que fue inspirada en la novela de Robert Bloch del mismo nombre.
Bloch fue discípulo del reconocido autor H. P. Lovecraft, al grado de ser su colaborador en la escritura de Los mitos de Cthulhu. Su obra Psicosis (1959) fue la más relevante, pero escribió más de veinte novelas por las que recibió premios como el Hugo, el Stoker y el premio Mundial de Fantasía.
Se dice que Alfred Hitchcock compró todas las copias disponibles de la novela para preservar el misterio y la trama de su película. Y, aunque la cinta logró recaudar alrededor de 50 millones de dólares, el autor habría recibido solamente 5 mil por los derechos cinematográficos del libro.
Bloch tomó como inspiración a Ed Gein, un asesino serial, quien también sería utilizado para dar la vida a los asesinos de El silencio de los inocentes (1991) protagonizada por Anthony Hopkins, y La masacre de Texas (1974) con Marilyn Burns, Edwin Neal y Allen Danxinger dentro de su elenco.
En la novela de Bloch, se explora de una manera más profunda las implicaciones psiológicas del protagonista y asesino Norman Bates, las cuales explican ampliamente los disturbios mentales que padece, así como los conflictos y trastornos relacionados con su madre.
¿Conocen esa sensación de querer pasar la página antes de tiempo para saber qué pasa? Eso sucede con este libro.
Por Edgar Huerta
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