57 libros que aparecen en Daria y deberías leer
Si existe alguna animación que haya marcado nuestras vidas habiendo sido niños, adolescentes o jóvenes que se acercaban a la adultez dando tumbos, esa es “Daria”. Una serie traída a la vida gracias a MTV cuando la difusora en verdad transmitía programación de calidad (noventera) y no “Jersey Shore” ni “Teen Mom” en repetidos maratones de fin de semana. Daria fue la respuesta a nuestras plegarias por algo que completara los círculos del alternativismo que ya se daban a notar en aquellos años.
La utilización de referencias intelectuales fue un recurso que se encargaba de resaltar la poca educación y la falta de interés que muchas personas presentan en el común de los días; algo con lo que muchos nos sentimos identificados en esa edad. Ciertas bandas, determinadas películas y selectas obras de la literatura universal fueron el pretexto ideal para retratar una supuesta civilización que con trabajos podía contar los dedos de su mano.
Con una peculiar mirada sobre la cultura popular homogeneizante que ha encarnado la nación yanqui, esta serie ha logrado
unasátira siempre vigente que mira con desprecio sus formas, sus contenidos y sus mensajes aún cuando esto no signifique impedir su propagación global. “Daria” ha sido el más legítimo intento por difundir otra perspectiva de esa sociedad que pareciera increíble y auténtica a primera vista, pero que esconde vacíos y sinsentidos tan grandes (o incluso más) como cualquier otra.
Las menciones del mundo de las letras nunca fueron suficientes en el universo de Daria y los siguientes 57 títulos son sólo algunos de esos que en alguna ocasión aparecieron o utilizaron como mensaje oculto en la serie. Si no quieres ser el objetivo de sus burlas.
¿por qué no empezar con estas lecturas?
-
“La Divina Comedia” de Dante Alighieri
-
“Sensatez y sentimientos” de Jane Austen
-
“La ciudad de cristal” de Paul Auster
-
“Rule of the Bone” de Russell Banks
-
“How to Win Friends and Influence People” de Dale Carnegie
-
“El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad
-
“The Red Badge of Courage” de Stephen Crane
-
“Fifth Business” de Robertson Davies
-
“A Journal of the Plague Year” de Daniel Defoe
-
“Los hermanos Karamazov” de Fyodor Dostoyevsky
-
“La casa de los muertos” de Fyodor Dostoyevsky
-
“Madame Bovary” de Gustave Flaubert
-
“As I Lay Dying” de William Faulkner
-
“El ruido y la furia” de William Faulkner
-
“On Moral Fiction” de John Gardner
-
“La vida y obra de Goya” de Pierre Gassier
-
“Aullido y otros poemas” de Allen Ginsberg
-
“The Chess Garden” de Brooks Hansen
-
“Catch-22” de Joseph Heller
-
“La Ilíada” de Homero
-
“Daisy Miller” de Henry James
-
“La Metamorfosis” de Franz Kafka
-
“Crítica de la razón pura” de Immanuel Kant
-
“The Dharma Bums” de Jack Kerouac
-
“Alguien voló sobre el nido del cuco” de Ken Kesey
-
“Sons and Lovers” de D.H. Lawrence
-
“Muerte en Venecia” de Thomas Mann
-
“Blood Meridian, or the Evening Redness in the West” de Cormac McCarthy
-
“Moby Dick” de Herman Melville
-
“Death of a Salesman” de Arthur Miller
-
“1984” de George Orwell
-
“Rebelión en la Granja” de George Orwell
-
“The Bell Jar” de Sylvia Plath
-
“El corazón delator” de Edgar A. Poe
-
“El ser y la nada” de Jean-Paul Sartre
-
“La náusea” de Jean-Paul Sartre
-
“Black Beauty” de Anna Sewell
-
“Macbeth” de William Shakespeare
-
“Romeo y Julieta” de William Shakespeare
-
“Frankenstein” de Mary Shelley
-
“Babbitt” de Sinclair Lewis
-
“El Archipiélago Gulag” de Aleksandr Solzhenitsyn
-
“Angle of Repose” de Wallace Stegner
-
“The Grapes of Wrath” de John Steinbeck“El Príncipe” de Niccolò Machiavelli
-
“Our American Cousin” de Tom Taylor
-
“Walden” de Henry David Thoreau
-
“Anna Karenina” de Leo Tolstoy
-
“La guerra y la paz” de Leo Tolstoy
-
“The Leopard” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa
-
“Henry y Glenn por siempre” de Igloo Tornado
-
“La Aventuras de Huckleberry Finn” de Mark Twain
-
“El príncipe y el mendigo” de Mark Twain
-
“El arte de la guerra” de Sun Tzu
-
“Breakfast of Champions” de Kurt Vonnegut
-
“La isla del Dr. Moreau” de H. G. Wells
-
“Ethan Frome” de Edith Wharton
La realidad con la que este dibujo animado se retrataba e imprimía en nuestra vida, con ligeros coqueteos musicales y cinematográficos de la juventud a la que intentaba llegar, era máxima; el prejuicio o la estereotipación de una era gobernada por la visión norteamericana a partir de una chica extraña tan cliché como le fue posible serlo, pero que representaba de mejor manera la autenticidad con la que alguien podía seguir sus días en la mencionada década, fue una bocanada de aire fresco para el entretenimiento casi adulto.
Deja un comentario