La literatura es universal, y como tal cada cultura y escritor del mundo ha sucumbido a una perspectiva propia que dio como resultado el nacimiento de una gran obra. El realismo mágica de Latinoamérica, el hermetismo japonés o el nihilismo francés son solo algunos de los prismas que conforman esta vuelta al mundo en 10 escritores.
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Haruki Murakami
Desde niño, Murakami se vio atraído por la cultura occidental, siendo recurrentes en sus novelas la presencia del jazz que escuchaba en su adolescencia, los escenarios internacionales que combinaba con su natal Japón o una mayor calidez impregnando sus obras. Tras el éxito de su novela Tokio blues, Murakami se trasladó a Europa para seguir dando vida a una bibliografía formada por títulos como Kafka en la orilla o 1Q84 que confirman su condición como el escritor japonés más influyente del mundo y, también, eterno candidato a un Premio Nobel que siempre se le resiste.
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Salman Rushdie
La exuberante literatura india ha conocido numerosas formas: desde la epopeya épica de Ramayana hasta los poemas de Tagore pasando por una generación de escritores que ha sabido trasladar la magia del país del curry a los problemas del mundo. Uno de estos autores es, sin duda, Salman Rushdie, quien ha sabido tejer una trayectoria entre Europa y Asia donde el realismo mágico y la crítica han coexistido siempre dentro de sus libros. Una crítica que, en el caso de Los versos satánicos, una de sus mayores obras, le supuso la condena de ser perseguido por los fanáticos iraníes a quienes no gustó la visión de Rushdie sobre su líder espiritual en los años 80, permaneciendo aún vigente la recompensa exigida por su cabeza.
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Fiódor Dostoievski
Adorado por Friedrich Nietzsche, quien en su momento llegó a decir de él que era “uno de los accidentes más felices de su vida”, Dostoievski fue uno de los más destacados escritores de la Rusia zarista, espacio que analizó a través de sus obras desde el contexto político o social. Si bien estudió para ser ingeniero, su fascinación por la literatura llegaría tras graduarse, dando como resultado una bibliografía de la cual destaca su obra más popular, Crimen y castigo, toda una oda a la pobreza y el afán de éxito en un gigante ruso que aún hoy día sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo.
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Charles Dickens
En plena Inglaterra victoriana, Dickens se convirtió en uno de los escritores más universales de la literatura. Un autor cuyas primeras obras comenzaron publicándose por entregas en diferentes revistas, lo cual se tradujo en una gran expectación por parte de unos lectores que no tenían el dinero suficiente para comprar libros. El pistoletazo de salida lo dio Los papeles póstumos del club Pickwick en 1837, seguido de otras obras ya icónicas como Oliver Twist o David Copperfield, las cuales han sido adaptadas al cine y el teatro en varias ocasiones.
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Albert Camus
Nacido en el seno de una familia de colonos de Francia, afincada en Argelia, Albert Camus, padrino de un existencialismo al que se la crítica le vinculó durante toda su vida, supo como ningún otro patriota narrar los problemas del siglo XX a través de historias como El extranjero o La peste. Novelas en las que Camus hace constantes referencias al desconocimiento del ser humano sobre sí mismo y el mundo que le rodea, trazando un sentimiento de aislamiento ligado a una época de constantes cambios y evolución. Una labor que el escritor vio recompensada con el Premio Nobel que le fue otorgado en 1957.
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Miguel Delibes
Miembro de la Real Academia Españaola hasta su muerte en 2010, Miguel Delibes fue uno de los grandes escritores de la España de la posguerra, dejando constancia de una sociedad en constante transformación. Una evolución que adquiere forma en novelas como La sombra del ciprés es alargada (Premio Nadal en 1947) o Cinco horas con Mario, monólogo de una mujer junto al lecho de su marido recién fallecido que se convierte en toda una declaración de intenciones sobre la realidad de un tiempo. Sin duda, uno de los grandes escritores de nuestro país.
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Chimamanda Ngozi Adichie
Si bien el mundo de la literatura no entendió de mujeres escritoras hasta no hace tanto tiempo, en África la situación era mucho peor. En un continente donde expresar el significado de una cultura fue vetado por las potencias extranjeras durante siglos, Chimamanda Ngozi Adichie surge con la voz que el mundo necesita gracias a su ardua labor por hablar de la diáspora africana, y más concretamente de su natal Nigeria, a través de historias de mujeres e inmigrantes apasionantes. Americanah, La flor púrpura o la colección de cuentos Algo alrededor de tu cuello son solo algunos de los ejemplos de la influencia que Adichie ejerce en el mundo durante los últimos años.
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Gabriel García Márquez
En 1967, el borrador de una novela llamada Cien años de soledad llegó desde México a Argentina sin que su autor pudiese prever el impacto del libro tras su publicación. Radiografía de un continente latinoamericano que Gabo plasmó a través de aquel pueblo colombiano de Macondo y la saga de los Buendía, Cien años de soledad no solo se convirtió en el estandarte del conocido como “boom latinaomericano“, sino que confirmaría el estatus de García Márquez como uno de los escritores más influyentes de su tiempo.
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Julio Cortázar
Vínculo entre las vanguardias literarias de Latinoamérica y Europa, el argentino Cortázar se convirtió en esa cara menos afable del boom latinoamericano. Un autor sin pelos en la lengua que supo reinventarse como otros pocos regalando al mundo esa obra llamada Rayuela que cambiaría para siempre el mundo de la literatura.
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Harper Lee
Pocos libros son tan poderosos como Matar a un ruiseñor, novela de la escritora Harper Lee que tras su publicación en 1960 supuso un dardo de moralidad para un país estadounidense donde el machismo o el racismo seguían más que latentes. Una autora que supo definir la esencia de una nación yanki a través de su propia experiencia y unos personajes que representaban los arquetipos sociales necesarios en un mundo desigual. Fallecida en 2016, la autora dejó como legado el primer borrador de su libro más famoso, Ve y pon un centinela, confirmando la grandeza de toda su obra.
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