Infinidad de veces nos encontramos caminando un trayecto en el cual sabemos que nos puede ir bien o mal, pero nunca sabremos lo que nos encontraremos a lo largo de ese extenso y desconocido sendero llamado vida.
En los libros, algunos de nosotros hemos encontrado amigos o incluso catalizadores que nos ayudan a suavizar los golpes al grado de hacerlos imperceptibles y en el mejor de los casos, ayudar a otras personas dando consejos, que más que nuestros, vienen de los personajes que presenciamos y sus soluciones ante ciertas circunstancias.
¿Alguna vez has oído la palabra resiliencia?
Es una palabra ocupada en la psicología, definida como la capacidad que tenemos los seres humanos de salir adelante ante las adversidades, sea cual sea la situación y usualmente relacionado ante alguna pérdida significativa.
Antes de platicar del libro al que me referiré, quiero mencionarles el trabajo de Elisabeth Kübler-Ross quien estableció en un modelo, cinco etapas referentes al duelo conocidas por sus siglas en inglés como D.A.B.D.A. (negación, ira, negociación, depresión y aceptación) y que de un modo u otro relacioné con la lectura de Bajo la Misma Estrella de John Green.
Tenemos a Hazel Grace Lancaster y sus padres quienes viven en un duelo anunciado, esperando en que momento llegará lo inevitable para nuestra protagonista, incluso la señorita Grace menciona la bonita metáfora de no querer ser una granada (aceptación e ira) para ellos, además de negociar que cuando muera, tienen que continuar su vida; durante toda la obra se muestra fuerte, incluso cuando su madre está deprimida desde el inicio del libro. Más adelante nos encontramos al personaje que completa y fortalece las capacidades resilientes de Hazel e incluso mostrando lo maravilloso de ésta, se presenta algo así como un Harry Potter (quien sobrevivió).
Augustus Waters también se muestra como un personaje fuerte, aunque poco a poco se debilita y no por los encantos de Hazel, sino por las situaciones que le tocarán vivir nuevamente, sin embargo es desafiante (aceptación), lo muestra con la famosa metáfora del cigarro – tiene el poder de matarme pero mientras no lo encienda no le doy ese poder – (negociación). El entorno que se presenta cuando August pierde los cigarros es quizá donde Hazel muestra tener más capacidades de resiliencia a pesar de lo delicado de esa situación, tomándolo con madurez, pese a los actos contrarios de August (negación, ira, depresión).
Sabemos por el agradecimiento al final del libro que toda la historia es producto de la imaginación de su autor pero al informarse con conocidos logro aterrizar la historia al punto de sentirla verídica en mi opinión; me cuestioné al concluir con la lectura si habrá pensado en el Modelo de Kübler-Ross o en la resiliencia. Tal vez, la respuesta sólo la encontraremos emprendiendo un viaje al puro estilo de la señorita Lancaster y consultando con el mismísimo John Green, tentativamente puedo asegurar que este libro de un modo u otro ha ayudado a dar consejos, generar empatía con enfermos terminales y, en el mejor de los casos, preparar tanatológicamente a los familiares ante las situaciones irremediables de las muertes inevitables, dándoles la fortaleza que sólo esa capacidad nos puede dar.
Concluiré diciendo que el leer libros nos puede ayudar a fortalecer esa capacidad e incluso puede ayudarnos a hacer a otros resilientes.
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