A mí, con este amor por el movimiento que me tocó, me encantan las celebraciones, me ponen contento el corazón y el espíritu. Pero a veces, la rabia, la indignación ante las injusticias que vemos todos los días, me apagan el ánimo y encienden mis pensamientos, los revolucionan, y qué alivio que en todas esas ocasiones, ha aparecido, como si lo hubiera pedido a gritos, un libro para contarme exactamente lo que necesito escuchar.
Hace algunos años, cayó en mis manos un ensayo de una de las escritoras mexicanas más polémicas de la literatura contemporánea: Rosario Castellanos.
Amada por algunos y repudiada por otros, ella se atrevió a romper paradigmas para reivindicar el papel de la mujer en la sociedad, se arriesgó a analizar, a escribir, a poner en alto el trabajo de sus compañeras de profesión, se atrevió a oponerse a los exigentes estándares de belleza femenina de su época y proclamó su amor por la literatura y por el conocimiento sin miedo al rechazo.
Leí Mujer que sabe latín por pura casualidad, y encontré páginas en donde pude identificarme, sentirme parte de un movimiento de mujeres creadoras, que más que pelearse con el mundo, demuestran sus capacidades, comparten su conocimiento y se asumen como transgresoras por el hecho de cuestionar aquello que creemos que han sido situaciones inamovibles desde el principio de los tiempos.
A pesar de tratarse de un ensayo, la manera en que la autora redacta – como pez en el mar de las palabras- te atrapa y te mantiene en ansias de conocer las páginas que vendrán. Habla, por ejemplo, de los tipos de lectores, lo cual robó mi atención y me hizo doblar la esquinita de la página para recurrir a ese párrafo diez o veinte mil veces:
Exactamente así me sentía cuando cargaba este libro en mi bolsa, como una lectora común con muchas ganas de que este mundo vertiginoso y abrumador no me cambiara en ese entonces, y que no me cambie ahora, que mis aspiraciones sigan creciendo y que pueda seguir conmemorando a las mujeres fuera de serie que han cambiado las condiciones en las que vivimos.
Por eso, ya no importa a qué género pertenezcas, reconozcámonos humanos y démosle cabida a más escritoras como Rosario Castellanos, quienes nos brindan la oportunidad de empatizar con el otro, de comprender su comportamiento y de avanzar juntos hacia un equilibrio con nosotros mismos y con los demás. Cuando creemos que el mundo está de cabeza, debemos reconocer que lo que vivimos hoy, ha sido el resultado de las acciones en el pasado, y es ahora cuando podemos realmente generar el cambio a través de las experiencias que nos brindan libros increíbles como éste.
Desafortunadamente Rosario Castellanos murió a causa de una descarga eléctrica a los 49 años, y tal vez, muchos de sus pensamientos se quedaron rondando por el mundo, sin un cuerpo que los transcribiera al papel, sin embargo, las mentes brillantes no se apagan, y muchas otras han llegado a preservar la memoria de las que se fueron dejando un importante legado. Encendamos también la nuestra y conmemoremos el 8 de marzo recordando las letras de las mujeres que nos transmitieron su amor al conocimiento y al arte.
Autor: @tangerineliz
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