Y tú, ¿deseas amar o recordar?
No veo la necesidad del recuerdo si después se mancha con literatura, ya que no siempre enriquece. Sucede como cuando uno mira una fotografía: la nostalgia busca recuerdos subconscientes —inconscientes— y los mezcla con una especie de preconsciente que terminar por hacerte creer —ya de un modo más consciente— que determinado suceso ocurrió de cierta manera. Sucede lo mismo con el amor, a veces es más pleno recordar un amor que vivirlo. Hay quien dice que recordar simplemente —en vez de amar— es de cobardes, y que amar es, entonces, de valientes.
Si bien es cierto que hay montones de manifestaciones del amor, la poesía siempre resulta una de las opciones más recurrentes para exponerlo. A continuación encontrarás un par de poemas que te harán pensar en ese amante del pasado que aún añoras o en ese amor presente que inunda cada espacio de ti.
“Recuerdo”
Recuerdo el tacto de sus labios
–suave–
como debió haber sido el primer contacto
entre el mar tempestuoso y la suave arena de la costa
Reclamo:
al recuerdo de su aroma
que pende ondulante en mi memoria;
amanecer que anuncia la ausencia
de sus piernas que no me atrapan más
en ese candor que ES su abrazo…
Siento…
siento el calor de su beso
como el primer rayo que recibe
un tulipán al amanecer;
Padezco en la llaga de su ausencia:
como debió doler
la primera herida en la nube
antes de precipitar
Recuerdo la mirada en sus ojos
antes de unir nuestras almas en un momento;
ese recuerdo,
la dulce presión de sus labios
su calor su aroma sus ojos
Voy a su encuentro,
camino al cadalso
que de recuerdos no vive el hombre
“¿?”
Podría enamorarme de ti,
sin que apenas lo advirtieras
te amaría con trémula pasión.
Sí…
si me diera la gana
besaría impaciente las migajas
de tu paso intrascendente;
con besos daría brillo y color
a tu pálido e impaciente rostro.
Mas,
para qué,
dime,
amor (no) mío
¿?
Lo siento, no puedo amarte
de hacerlo mostraría la debilidad
que todo hombre debe guardarse
—con ello procuro mi seguridad
aunque nadie pueda asegurarla—
Descuida, no va tan mal la cosa,
cuando menos duermo bien por las noches.
Disculpa, mi cobardía lombarda
es algo de lo que poco se conoce.
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