Desde la publicación en el año 2011 del libro Danza de dragones, la gran mayoría de los fanáticos de George R. R. Martin esperan con impaciencia y cierta irritación la conclusión de la saga Canción de hielo y fuego. No obstante, el escritor ha confesado tener dificultades para finalizar no sólo la novela Los vientos de invierno —con fecha tentativa de publicación en 2019—, sino el séptimo y último libro, Un sueño de primavera, que según Martin “apenas se encuentra esbozado”. Con la serie homónima del canal HBO convertida en un éxito de crítica y público, la presión el escritor parece haber aumentado con el paso del tiempo. Pero Martin insiste en seguir su propio ritmo y, aún más, en elaborar una versión sobre su universo que se atiene más a una perspectiva privada, que a exigencias editoriales o televisivas. Con la promesa de escribir para lectores y por sus lectores, el autor continúa el camino bajo sus propios términos.
De forma que la llegada del libro Fire and Blood trae aparejado cierto significado que demuestra que el mayor interés de Martin es la profundización del mundo creado a partir de los primeros cuentos alegóricos que se remontan a la década de los 80. Con la novela corta El dragón de hielo, Martin comenzó el recorrido por el mapa de su ficticio Westeros. La narración ligera, juvenil y carente de la oscuridad tenebrosa que más tarde llenaría a la historia de Canción de hielo y fuego. Martin, con una consistente percepción de las dimensiones de sus universos, crea a través de las historias de Westeros una colección de miradas sobre las relaciones de poder, el odio, la esperanza y la noción del destino, que emparentan sus novelas con las historias de caballería y aventura reinventadas para una nueva generación. La magia, la guerra y la esperanza tienen un significado distinto para Martin que cualquiera de sus predecesores. Su historia está llena de una percepción durísima sobre lo moral, las manipulaciones éticas y, por supuesto, la magia como fuerza de la naturaleza mezclada con lo inevitable. El resultado es una comprensión a un nuevo nivel de la épica en relación con la historia, pero sobre todo la construcción de una mirada consistente sobre la fantasía como algo más que una excusa para la moraleja.
La nueva novela Fire and Blood logra recuperar el brillo de las primeras historias de Westeros, y agrega un poderoso elemento sobre la noción de la existencia del continente y sus personajes como algo más que accidentes históricos. La historia transcurre 300 años antes de los acontecimientos contados en Canción de hielo y fuego, y narra la enrevesada historia familiar y política de los reyes Targaryen. Divida en dos libros, la narración de la vida de los Targaryen muestra la madurez de Martin como narrador, pero también que su planteamiento sobre el universo de los libros tiene un cierto sentido direccional que acarrea una enorme carga de simbolismo. Desde la historia de Aegon el Conquistador y sus tropelías por un Westeros salvaje y casi inexplorado, hasta Ageon III, también conocido como Aegon el Menor, Rey de los Siete Reinos entre 131 y 157 AC según la cronología de Martin, se trata de una historia ambiciosa que el escritor analiza con cuidado y desmenuza paso a paso. Fire and Blood intenta contar la historia de la dinastía más antigua y peligrosa de Westeros, pero además analiza el hecho irremediable de que su sangre le otorga una dimensión desconocida, anunciada en los libros previos.
El libro —que toma su nombre del lema de la familia— es mucho más que un recorrido por las diferentes batallas e intrigas palaciegas que llevaron a la destrucción a una sucesión de reyes en apariencia inquebrantable. Por supuesto, Martin usa de nuevo la historia como principal referente. El auge y caída del reino gobernado por los Targaryen tiene una evidente similitud con el Imperio Romano, algo que el editor de Martin admitió en varias entrevistas antes de la publicación del libro. Pero más allá de eso, Fire and Blood es también un recorrido por esa intensidad de relatos que Martin crea a partir del punto de vistas de personajes que se asumen como testigos de eventos mucho más grandes que sí mismos.
Como todas las historias de Martin, se trata de una narración extensa y compleja. Con sus 706 páginas y su enorme cantidad de líneas e hilos conductores entremezclados entre sí en diversos esce narios, la novela avanza con cierta dificultad entre la repetición de nombres idénticos. El resultado es un cruce de herencias disparejas y batallas por el poder casi desde la cuna, además de una mirada intrincada sobre la concepción del hecho histórico como parte de una rudimentaria percepción de la sangre y la herencia. En Fire and Blood hay una interminable cantidad de menciones a miembros de la familia Targaryen, pero también una expresa intención de demostrar que la posterior caída de la familia, era inevitable incluso antes de ser notoria.
En medio de las largas descripciones y capítulos, las ilustraciones de Doug Wheatley muestran un Westero desconocido para la mayoría de los lectores. Hay muy poco de la versión destartalada y decadente de las novelas anteriores. Con su perspectiva ambiciosa, el libro además engloba esa noción sobre lo recién descubierto, construye sobre lo establecido agregando datos sobre familias y personajes ya conocidos. Poco a poco la historia se desarrolla abarcando un mapa entero de Westeros como pieza política de los Targaryen. Aunque algunos textos incluidos en la novela puedan resultar familiares, otros son por completo inéditos y cargados de datos de enorme interés para el fanático meticuloso.
Claro está, el libro se beneficia de su naturaleza como supuesta crónica histórica. La cronología de los reyes Targaryen es metódica, exacta y puntillosa. Además, la percepción sobre el dramatismo y la tensión real que envuelve a los hechos se logra gracias a pequeños pero poderosos golpes de efecto. Tanto para el fanático de la saga literaria como los que han llegado a los libros gracias a la serie de HBO, Fire and Blood será una agradable sorpresa que mostrará no sólo una forma nueva de comprender a Westeros, sino un recorrido anecdótico por mundos que se encuentran en pleno crecimiento. Luego de siete años de silencio, quizás este libro es la mejor muestra de que Martin sabe hacia dónde se dirige.
El talento de los realizadores de Game of Thrones es innegable; sin embargo, muchos de los elementos que usó Martin a lo largo de su carrera son olvidados y serían la perfecta adición para hacer de la serie una obra realmente legendaria. De cualquier manera, los fanáticos seguirán viendo la serie. Siempre estarán estos libros que prueban que Martin es uno de los mejores autores de la actualidad y, sin duda, será recordado por su insólita imaginación.
Deja un comentario