Y así, con el escalofrío recorriendo tu espalda, con la cobija enredada entre tus piernas, los pies muy bien subidos al sofá o a la cama y el lúgubre misterio del silencio, es que descubriste tu adicción a algo que muchos no pueden entender, que ni siquiera se esfuerzan en comprender: tu necesidad de horror.Leer más