Nadie sabía por qué, pero, a veces, el río desaparecía. Casi siempre se quedaba allí, en su lugar, entre las montañas y el bosque, cumpliendo con su trabajo: refrescar a las flores sedientas, lavarle las orejas a los conejos, limpiar el traje verde de los sapos, enseñarle piruetas a los peces… Pero, de tanto en tanto,Leer más